Simbología: El Agua

Vínculos al currículum: Literatura, teatro
Tiempo: 1h
Materiales: cubos, palos, papel, bolígrafos
Lorca utiliza frecuentemente símbolos en su poesía y teatro. La naturaleza, tanto el mundo animal y vegetal como el cosmos, tiene un papel protagonista. Lorca recurre a ella para crear un universo poético en torno a temas universales como la represión, la libertad o el deseo. En el caso de La Casa de Bernarda Alba, el agua representa la vida y el deseo sexual, encarnado de manera más clara en los personajes de Adela y Martirio.
TAREA
Divide a la clase en tres grupos y asigna a cada uno un pasaje perteneciente a un acto diferente de la obra. Pide que presten especial atención a cuando se nombra el agua.
Preguntas para guiar la conversación:
- ¿Qué posible significado otorga Lorca al agua en este contexto particular?
- ¿Qué nos revela el agua de las emociones e intenciones del personaje que la nombra?
- ¿Cómo se contrasta con otros símbolos que puedas percibir en el pasaje?
El objetivo final es que interpreten el pasaje en frente de la clase para reflexionar sobre este de manera colectiva.
Algunos Ejemplos:
Acto Primero
MARÍA JOSEFA. – Bernarda, ¿dónde está mi mantilla? Nada de lo que tengo quiero que sea para vosotras, ni mis anillos, ni mi traje negro de moaré, porque ninguna de vosotras se va a casar. ¡Ninguna! ¡Bernarda, dame mi gargantilla de perlas!
BERNARDA. – (A la Criada.) ¿Por qué la habéis dejado entrar?
CRIADA. –(Temblando.) ¡Se me escapó!
MARÍA JOSEFA. – Me escapé porque me quiero casar, porque quiero casarme con un varón hermoso de la orilla del mar, ya que aquí los hombres huyen de las mujeres.
BERNARDA. –¡Calle usted, madre!
MARÍA JOSEFA. – No, no callo. No quiero ver a estas mujeres solteras, rabiando por la boda, haciéndose polvo el corazón, y yo me quiero ir a mi pueblo. ¡Bernarda, yo quiero un varón para casarme y tener alegría!
BERNARDA. –¡Encerradla!
MARÍA JOSEFA. – ¡Déjame salir, Bernarda!
Acto Segundo
(Se va alejando el cantar.)
LA PONCIA. –Ahora dan la vuelta a la esquina.
ADELA. –Vamos a verlos por la ventana de mi cuarto.
LA PONCIA. –Tened cuidado con no entreabrirla mucho, porque son capaces de dar un empujón para ver quién mira.
(Se van las tres. Martirio queda sentada en la silla baja con la cabeza entre las manos.)
AMELIA.–(Acercándose.) ¿Qué te pasa?
MARTIRIO. –Me sienta mal el calor.
AMELIA.– ¿No es más que eso?
MARTIRIO. –Estoy deseando que llegue noviembre, los días de lluvia, la escarcha; todo lo que no sea este verano interminable.
AMELIA. – Ya pasará y volverá otra vez.
MARTIRIO. –¡Claro!(Pausa.) ¿A qué hora te dormiste anoche?
AMELIA. – No sé. Yo duermo como un tronco. ¿Por qué?
MARTIRIO. –Por nada, pero me pareció oír gente en el corral.
AMELIA. –¿Sí?
MARTIRIO. –Muy tarde.
AMELIA .– ¿Y no tuviste miedo?
MARTIRIO. –No. Ya lo he oído otras noches.
AMELIA. – Debíamos tener cuidado. ¿No serían los gañanes?
MARTIRIO. –Los gañanes llegan a las seis.
Acto Tercero
BERNARDA. – El caballo garañón, que está encerrado y da coces contra el muro. (A voces.) ¡Trabadlo y que salga al corral! ( En voz baja.) Debe tener calor.
PRUDENCIA. –¿Vais a echarle las potras nuevas?
BERNARDA. –Al amanecer.
PRUDENCIA. –Has sabido acrecentar tu ganado.
BERNARDA. –A fuerza de dinero y sinsabores.
LA PONCIA. –(Interviniendo.) ¡Pero tiene la mejor manada de estos contornos! Es una lástima que esté bajo de precio.
BERNARDA. –¿Quieres un poco de queso y miel?
PRUDENCIA. –Estoy desganada.
(Se oye otra vez el golpe.)
LA PONCIA. – ¡Por Dios!
PRUDENCIA. –¡Me ha retemblado dentro del pecho!
BERNARDA. –(Levantándose furiosa) ¿Hay que decir las cosas dos veces? ¡Echadlo que se revuelque en los montones de paja! (Pausa, y como hablando con los gañanes.) Pues encerrad las potras en la cuadra, pero dejadlo libre, no sea que nos eche abajo las paredes. (Se dirige a la mesa y se sienta otra vez.) ¡Ay, qué vida!
PRUDENCIA. –Bregando como un hombre.
BERNARDA. –Así es. (Adela se levanta de la mesa.) ¿Dónde vas?
ADELA. –A beber agua.
BERNARDA. –(En alta voz.) Trae un jarro de agua fresca. (A Adela.) Puedes sentarte. (Adela se sienta.)