Análisis de la Poncia

La Poncia

Acto Primero (A la criada refiriéndose a Bernarda): “Ese día me encerraré con ella en un cuarto y le estaré escupiendo un año entero.”

La Poncia es un personaje complejo pues opera a varios niveles: tiene un entendimiento profundo de la dinámica interna entre las hermanas y simultáneamente es confidente de Bernarda. Pese a ser ama de llaves, tiene tanta influencia y autoridad como la matriarca, siendo la única persona que puede contradecirla. Esta posición ambivalente entre poder y servidumbre en relación a otros personajes se puede analizar en términos de ocupar diferentes puestos en la jerarquía extrínseca (social) e intrínseca (personal) de la obra.

Por un lado, la Poncia asume una actitud de servidumbre en el contexto de escala social en La Casa de Bernarda Alba. Las Alba no cesan de reiterar su percibida superioridad por el hecho de pertenecer a una clase social acomodada, y no dudan en utilizar este argumento para hacer callar a la Poncia, como cuando Bernarda le rebate “Y tú no [tienes humos] porque sabes muy bien cuál es tu origen.” La Poncia es consciente de esto y responde “¡No me lo recuerdes! Estoy ya vieja, siempre agradecí tu protección.”  En este sentido superficial la Poncia aparenta no tener poder sobre los demás personajes. 

Sin embargo, la Poncia ocupa una posición dominante en la jerarquía intrínseca de la obra. Aunque su estatus social sea inferior a Bernarda, a nivel personal es la única persona que puede hacerle frente. En el Acto Segundo tiene una discusión con la matriarca en la cual

 

le acusa “¡Bernarda! ¡Respeta la memoria de mi madre!” ante lo cual Bernarda retrocede. También tiene una visión general de la relación entre las hermanas con respecto a Pepe el Romano. Como la foto demuestra, pese a no ser aliada la Poncia sostiene una relación amigable con ellas. Indaga sobre lo que pasa “en el interior de los pechos,” llegando a mantener una conversación brutalmente honesta con Adela acerca de su amor hacia Pepe. Esta comprensión que posee sobre lo que realmente pasa entre las cuatro paredes de la casa es la que más se asemeja a la del público, lo cual alivia la tensión en escena.