Análisis de Bernarda Alba
Acto Primero: “En ocho años que dure el luto no ha de entrar en esta casa el viento de la calle. Haceros cuenta que hemos tapiado con ladrillos puertas y ventanas. Así pasó en casa de mi padre y en casa de mi abuelo”
Bernarda, la matriarca de la familia, es la que impone la represión que impulsa la trama de la obra al ser el punto de origen de la tensión entre las hermanas. Bernarda aplica un régimen basado en valores sociales y un sentido muy fuerte de honra que no deja cabida a lo pasional, lo cual choca con la necesidad de sus hijas por experimentar amor e intimidad. El resultado es que bajo el orden aparente de las relaciones entre los personajes se van creando dinámicas complejas e irracionales que acaban por salir a al final de la obra, desenlazándose en un final trágico. Bernarda es de gran interés crítico pues no sólo es el punto central de la obra de la cual emana todo conflicto, sino también refleja el ambiente político de España en la primera mitad del Siglo XX.
Lorca escribió La Casa de Bernarda Albaen 1936, dos meses antes de su asesinato al comienzo de la Guerra Civil Española. El autor vivió bajo varios sistemas políticos opresivos durante su vida. Nació en el periodo de Restauración borbónica en España, que incluyó la dictadura de Miguel Primo de Rivera bajo el monarca Alfonso XIII en los años 20. Su muerte prematura se debió a la sublevación de los nacionalistas liderados por Franco que resultó en una dictadura fascista hasta el año 1975. En este contexto histórico el personaje de Bernarda Alba adquiere un significado que trasciende la obra, pues se puede interpretar como una crítica al clima social opresivo que mata la libertad de expresión y por lo tanto empobrece a un país.
A un nivel más personal, pese a ser la personaje que aparenta tener más fuerza por no revelar sus emociones, Bernarda demuestra

fragilidad al basar su autoestima en la opinión de la gente. Esta dependencia en mantener una imagen pública asociada a valores tradicionales hace entrever su gran inseguridad, pues necesita una constante validación externa en vez de sentirse a gusto consigo misma. En el Acto Primero, cuando anuncia el luto de ocho años, revela que “así pasó en casa de mi padre y en casa de mi abuelo.” Bernarda es en realidad una víctima de su crianza donde la falta de comunicación emocional le impidió conocerse a sí misma. Podemos ver un reflejo de ésta situación en Martirio, la más reprimida de las hermanas. Su carácter cambia en el trascurso de la obra, pasando de ser huidizo y pasivo a agresivo hacia Adela. Al final del Acto Tercero está tan desconectada de sus emociones que no siente remordimiento. Lo mismo pasa con Bernarda, la cual se prioriza su sentido de honor en este momento trágico al ordenar que se guarden las apariencias diciendo que Adela murió virgen.